La atencion que no se presta

Descripción

Las escuelas se han poblado, de un modo “epidémico”, de niños que se distraen con facilidad, se muestran desatentos y con dificultades para los aprendizajes formales. Niños inquietos, que presentan reacciones impulsivas y con dificultades para aceptar normas y reglas. Para muchos esto tiene un nombre, una sigla en verdad, que designa al trastorno: ADD. Profesionales, docentes y buena parte de los medios de comunicación lo consideran como problema de aprendizaje y comportamiento que responde a un déficit, de atención, de concentración y, en última instancia, de dopamina. Este libro plantea que la desatención se define como problema a partir de ciertos parámetros que parecen exteriores al problema mismo. Pero no lo son. La desatención cosificada como déficit y la inquietud tematizada como exceso surgen de un modo de evaluación cuantitativamente grosero, que se realiza clasificatoria e irresponsablemente a partir de escalas que presentan un gran margen de error. El ADD es un mal nombre para un problema de época que estalla en las aulas. Un nombre que se desentiende de los nuevos rasgos de los niños de hoy, del piso inestable en que pretenden afirmarse padres y maestros, de los cambios en la cultura y la temporalidad, de los encantos del consumo y de la desorientación de las escuelas.